Vuelvo al volcán. Ese que burbujea en mi interior, a punto
del estallido.
No contemplo la autoridad ajena, me mantengo en un pacifismo falso que me
protege de terminar mis días vestida de rayas. Y por dentro huelo el azufre y siento
la lava desparramarse por mis tripas. El fuego expandirse. Ahí está mi volcán
en contención. “Nada es para siempre”, me susurran mis demonios. Y me doy
miedo, porque me estoy sintiendo. Me estoy dando espacio y en ese espacio salgo
yo, descalza y sin peinar, respirando el aire puro de la vida. Rozando con los
dedos lo incorrecto, lo prohibido, lo indecente. El placer de los “no debería”
y el punto temerario de romper con las reglas. Portazos, cortes de mangas,
humor sucio y piel sudada.
lunes, 14 de agosto de 2023
Lo sucio
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