domingo, 2 de noviembre de 2014

Entendido. Voy a dejar de pedirlo. Cremallera. Nunca más. Prometido.
Digamos que me he rendido un poco, tampoco me vais a decir que me lo habéis puesto muy fácil, ¿o sí? Pues eso. He dejado la incomprensión para otro momento, aunque todo el mundo sabe que nunca desaparecerá. De hecho, no he dicho en ningún momento nada referido a mis pensamientos. Puedo no decir nada y estar constantemente obsesionada con esta idea. Ya sabéis cómo soy.
No es para menos, ¿eh? No estamos hablando de quedarse sin café, lo cual es un crimen a según qué horas, pero nadie se muere sin eso. En cambio, hay las suficientes pruebas que demuestran que uno puede morir si no tiene lo que yo quiero. En serio. Hay muertes terribles por culpa de eso, pero si es lo que queréis...
Recurrir al chantaje no es lo mío, ya lo sé, pero no me queda otra.
Es jodido quedarte tan calladita cuando tu vida depende de ello.