Mi nombre no te dirá nada, ni mi edad. Tu interpretación sobre mis palabras, no es lo que yo suelo decir y mis miradas sólo se entienden si las sabes mirar. No sé quién soy, por eso, estoy siendo. Mi cordura está al mismo nivel que mi locura. Y, de momento, aunque pienses lo contrario; tú no me conoces, sólo me supones.
Puedo parecerme a ti, pero no soy como tú, porque tú ya existes. Bailo en un mundo de contradicciones y siempre me siento un poco mejor cuando llueve y me dejo el paraguas en casa. Gotas deslizándose sobre el cristal y abuelos mirando a los ojos de sus nietos. Me importa la vida, no el escenario. Las personas, no los actores. Adoro lo humano, los que se equivocan y lo enmiendan y los que mueren para intentarlo. Idealista hasta la médula, soñadora empedernida y buscadora incansable de la libertad. Saboreo cada ilusión como si fuera la última.