sábado, 9 de mayo de 2015

Las risas tronaban dentro de esas cuatro paredes. El olor a alcohol se filtraba por cada una de las fosas nasales, que no respiraban. No respiraban.
Se ve que tenía gracia, pero ni oía risas ni veía a personas. Era como andar paseando por un mundo que no me pertenecía, entre risas enlatadas que me dolían en los tímpanos. Como bailar pisándose los pies con zapatos pequeños. Me sangraban los dedos y mis pies apuntaban hacia la salida, preparados para iniciar una carrera que nunca inicié. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Debería ser para ti. Aguanta.

viernes, 1 de mayo de 2015

A ti no te sabe mal. Te hubiera sabido mal no hacer lo que te daba el motivo de disculparte. No me creo tus sabores, tus escupitajos de bondad programada que sólo buscan un "no pasa nada". Pues a lo mejor sí pasa.  Y no de largo. 

Se ha tomado la costumbre de ir con los cristales tintados, golpeando a todo el que se cruza por delante y disculpándose, sabiendo muy bien cuál es la causa y el motivo. Se le está quitando el buen sabor a todo, a todos, por aquello de quedar bien, de "me sabe mal" atropellados por las excusas de estar haciendo lo que se quería hacer, independientemente de a quién le tocara el pisotón.