miércoles, 28 de agosto de 2013

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Sí. El problema es la idea, que confunde. Te parieron y decidieron que todos los verbos que condicionaran tu vida implicaran lo que debió, debe y debería ser. Y tú no debes ser, sencillamente, eres.

Adelantas un pie y te alejas. Miras desde la distancia. Preguntas, exclamas. Te arrodillas en la tumba de algún sabio y comprendes por qué no para de temblar.

domingo, 25 de agosto de 2013

La esperanza espera, apoyada en un halo de realismo que se va esfumando con el tiempo. No sabe cuánto durará derecha, sin tambalearse en las fauces de la ilusión. La esperanza es espera y ya queda poco para morir.
De cada vez menos.
El temor a la Desconocida aparece con capucha negra y la agarra por detrás, parándole los pies.  No se le ve la cara, ni la mirada, pero algo le dice que sin esa capa de seguridad, se echaría a reír.
Todo se pudre. Todo se transforma. Todo pasa.

Silencio.
Silencio.
Silencio.

lunes, 12 de agosto de 2013

Se libran las batallas, damas y caballeros, todo el tiempo, incesantemente. Hay sangre en las miradas y en las blancas y pulcras camisas abrochadas. El dolor podría gritar, pero es mudo, sufre por dentro. Lo prefiere así, para no molestar, para no contaminar y seguir sin hallar consuelo.

La razón contra el corazón, la batalla más antigua. Razón es dura, fría. Razón tiene las armas para mandar. Razón conoce al miedo y no dudará en usarlo.
Corazón se compadece; "Cuántas canciones le quedan por bailar al temblarle demasiado los pies...".

Hay sangre por el suelo. Resbalan los caballeros del pedestal y caen de cabeza. Sus sesos se esparcen por las paredes. Las damas sonríen y se desnudan. No fingen ni luchan, porque han comprendido que ya han ganado.

A los ricos se les cae el sombrero y los pobres lo recogen al vuelo, sin arrodillarse, porque ya han sido demasiados los moratones de las diferencias.

La batalla se ha librado, damas y caballeros.

La sangre hierve y los corazones palpitan al escuchar el estruendoso grito del futuro:

"¡Torres más altas han caído!"