viernes, 8 de abril de 2022

 No me sé la respuesta a nada, me he pasado toda la vida haciéndome preguntas. Recuerdo la sensación de observar lo que me rodeaba desde lejos, abstraída de la realidad, sin comprender su sentido. Me preguntaba constantemente por qués y para qués que sentía que me alejaban del resto. Sentía tan profundamente que me dolía. Me dolía la incomprensión. Me dolía el mundo. Buscaba constantemente. Me buscaba. Me busco. Y buscándome, huyo de mí misma. Siempre me encuentro con el mismo vacío. Todo me parece superfluo, carente de importancia. Pero estoy aprendiendo a mirar a los ojos y ver. Ver que soy contigo. Que tú y yo estamos conectados por este hilo que se llama vida. Y da igual quién seas tú y quién sea yo. No somos importantes y lo somos todo. Ver que busco desesperadamente el calor del formar parte y que justo eso alimenta mi herida de separación. Ver que no tengo que ir a ninguna parte.