miércoles, 4 de febrero de 2015

Gracias por haber sido conmigo lo que nadie ha sido. Por haberme hecho ser. Gracias por todo lo que has hecho, haces y harás. Gracias por cuidar tan bien de todo lo que te rodea, por hacerlo más bonito, más auténtico. Gracias por enseñar y por aprender. Gracias por darle importancia justo a lo que la tiene. Por tus principios. Tu justicia innata. Gracias por mantener el optimismo cuando nadie lo tiene. Por mantenernos en pie, como un pilar. Gracias por ser tan diferente, tan puro y tan tuyo. Por seguir. Gracias. Gracias por ser el claro ejemplo de lo que quiero ser.
De verdad, gracias.

Y eh, felicidades. Por ser. Por existir.
Es definitivo. Es definitivo.
Desaparece. Se esfuma. La vida deja un simple cadáver. Es la misma figura, pero ya no tiene vida. Ya no tiene alma. Ya no funciona. Y nadie sabe lo que ha pasado, nadie lo puede explicar. Estaba y ya no está.  Es lo único definitivo. Estático. La única señal de que la vida existe. De que tú, en este instante, eres vida.