La normalidad se escabulle, se escurre entre excusas existenciales, exageradas y exasperadas. Y a mí me importa un nabo todo lo que se supone que cumple las reglas, lo que debería de entender o lo que tú crees que debería de hacer.
No tenemos el mismo patrón, hemos salido de sitios distintos. Mis principios siempre saludan antes que yo, porque me he preocupado de darles cierta educación. No entiendo las exigencias vacías, el hecho de creer que por tener derecho a pedir, haya que asentir. No nos confundamos las libertades, aquí cada uno es dueño de las suyas. Todo lo demás va a parte.
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