Pasa que lo que se siente no se tiene nunca. No se tienen amigos, familia, pareja, sensaciones, pensamientos, intuiciones. Nunca se tiene nada de todo eso. Se siente. Y lo que se siente sólo se puede vivir. Se vive. No se puede hacer nada más con los sentimientos.
Pasa que si no vives lo que sientes, todo resulta ser mentira. Sólo lo tienes. Está ahí, en algún rincón de tu mente, alejado del pecho. Puedes preocuparte mucho por ello o pensar constantemente, pero no lo sientes porque no lo vives. No lo sientes porque lo tienes. Porque lo paseas de una neurona a otra buscando alguna definición adecuada. Lo verbalizas.
Así que sentir es vivir y tener es morir. Una explicación nada sencilla que se encasqueta en las mentes menos sentidas, que viven más sus miedos que sus sentimientos. Y mueren más rápido que los otros.
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