Asesina al arquetipo, es la única manera.
Desenreda los enredos de lo que debías ser. Acorta el tono imperante de la vergüenza ajena. Corta. Corta.
Desencaja mandíbulas. Que no entiendan. Que no comprendan. Empieza a romper esquemas que para ti son ininteligibles. Rompe.
Decapita al arquetipo y obsérvalos: ya no saben quién eres.
Ya no te reconocen.
Eres libre.
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