lunes, 29 de diciembre de 2014

No sé si lo habéis sentido alguna vez. Hablo del fuego. Del ardor en las entrañas de que algo no va bien. Es como si estuvieras justo donde debes estar y en el lado opuesto de donde quieres. Es como luchar constantemente contra una contradicción. La contradicción.
De todo. De que debes hacer algo. Algo distinto. Algo que nadie te ha sabido decir. Algo mucho más profundo que cualquier cosa que se os pueda ocurrir. O a mí. A mí no se me ocurre nada. Supongo que es inútil intentar comprenderlo, intentar ponerle nombres y apellidos a algo tan primitivo como es el instinto. Instinto. Afilado y decidido. Instinto que golpea sin conciencia cualquier razonamiento.
Este no es mi lugar. Y ya me he ido. Y ya me he alejado. Y no ha servido de nada. Y no sé por qué.

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