Yo estoy en el otro extremo. La cuerda se ha tensado demasiado y ya no nos une ninguna materia, ninguna línea imaginaria, de esas que se enseñan en las clases de geografía al hablar sobre fronteras: "no es una línea real, chicos. No es de verdad". Nada lo es, nada lo era. El columpio ha dejado de moverse, porque ya no hay nadie divirtiéndose, gritando que alguien lo empuje, que le haga sentir adrenalina, libertad, vértigo. No es nada de eso. No eres nada de eso.
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