Grita por sus sueños, que no se elevan por su peso. No rinden sus cuerpos bajo la presión de sus deseos.
<<Muy mala gente -dice-, por este mundo tan distinto>>
Y se desvanece el brillo, porque echa de menos demasiado al mundo. No entiende que no entendamos que no acuda a limosnas pudiendo luchar por algo.
Y aparece la lección; regala enseñanzas y sentimientos de admiración.
Escucha, escucha: él no se rinde ante nada.
No deja que vuelen sus ilusiones, las guarda muy cerquita del pecho, para que estén como en casa y no lo dejen solo.
Grande.
ResponderEliminarY tú también.