Las tuercas encajan y el mecanismo, por muy oxidado que los ajetreos lo hayan dejado, avanza, palpita.
Volverá a amar.
Empezará a amar, porque ha nacido para ello.
No funcionaba contigo.
No podía contigo.
Tú eras la humedad que hacía que se oxidara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario