jueves, 9 de junio de 2016

Las arañas de mis ojos chispean ilusiones ilusorias. No pueden hacer otra cosa, las pobres. Les enseñaron a rezar todas las noches y ahora los murciélagos las atacan si se quedan dormidas. Su naturaleza está cabreada. No le deja ser lo que siempre será. No bastan los cortes de mangas contundentes para que todo vuelva a la normalidad. Ya nada será igual, pero mientras tanto...




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