Y la oscuridad y el silencio. Y la calma. Y el abrazo de la noche, que brilla, que ríe. Y un cosquilleo en el estómago, que baila y ronronea, muy cerca de mi oído, de ti, del mundo. Y palabras mágicas y libertad en las fosas nasales, que se llenan de serenidad y paz. Paz.
Y me envuelve un pensamiento y lo alejo porque ahora no. Ahora no me distraigas del mundo, que me he subido y está arrancando. Y es mío y es sólo mío. Y bailo y sonrío y me quedo mirando arriba una vez más y me acuerdo de ti y de lo cerca que estás sin haber estado. Y te añoro. Y te siento de nuevo y sales de mi pecho, como una bocanada de aire fresco. Y te quedas, siempre, arropándome por las noches. Y te recuerdo, aunque nunca te he visto. Y no quiero que te marches, aunque ya te has marchado. Y te quiero y te espero en la estrella más grande.
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