Perdona que no cuente contigo, conmigo las cosas se quedan en casa. No se escapan, ni se distraen, ni se mudan a mentes poco sinceras que se aplican poco sus palabras. La locura se acomoda entre el hueco de mis neuronas y lo que llaman sinapsis echa chispas, porque no entiende, no sabe. "¿Es esto lo mismo de siempre? Cuidado." Las cosas me están haciendo daño. Y no sabría hacerte una lista, porque huyen de los diccionarios, de la fonética. Y no sé decir.
No te cuento, porque los cuentos cuentan, se cuentan. Y mis historias son mías, están a gusto de la mano de la tristeza, de la desidia de mirar y no ver nada.
No es nada nuevo, nada es nunca nada nuevo.
Y mi cuerpo se ha clavado en el suelo y todo lo demás ha volado ya hace tiempo. Muy lejos de aquí, de mí, de estas paredes, de las voces y de la farsa de la humanidad.
Da igual, hace tiempo que no existimos.
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