martes, 5 de noviembre de 2013

-Oiga, ¿por cuánto vende sus virtudes? ¿Cuánto valen?
-Mis virtudes están escondidas, caballero. No quieren salir.
-¿Disculpe? ¿Cómo es eso posible? ¿Acaso no quieren ser valoradas?
-Ellas creen que no necesitan ninguna etiqueta que las valore, ¿comprende?
-Eso no es posible. ¿No quieren un título? ¿Algo que conste en un currículo?
- Se tienen en un altar, ¿sabe? Dicen, las muy orgullosas, que son mucho más que eso.
-Oh, ¡son estúpidas! 
-¿Dónde han ido a parar las suyas?
-No son mías. Ya pagaron por ellas.

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