Incontinencia de carcajadas, que revolotean entre mis neuronas, sin parar.
La edad se nota, abulta, resalta, se subraya. Quejas, reclamaciones vestidas con el disfraz de la rebeldía.
Y Rebeldía se aburre profundamente, porque nadie la saca, ni la luce, ni la disfruta.
Tiempo, que corre; sociedad, que come, te come, me come. Nos traga sin piedad cuando menos lo esperamos. Por eso espera, siempre alerta, siempre a punto de decirlo bien claro:
NO. Porque no lo merezco. NO. Porque no lo quiero.
Luchar. Hay que saber hacerlo, saber cuándo quejarse, cuándo hablar, por qué y de qué. En las masas están siempre los mismos, aunque sean masas de extremos distintos. Cabestros, animales poco diestros y antifaces bien puestos.
Alerta, siempre alerta, que en los rincones más bonitos, también hay mierda.
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