lunes, 15 de febrero de 2016


Hablas de verdades universales como si tú no tuvieras ninguna. Como si no necesitaras ideales, creencias o utopías en la cabeza. Y nos quieres enseñar a pensar. Tú; sin identidad, sin nombre, sin ser. Como si fuera eso posible. Se te ha quedado un trozo de verdad universal entre los dientes, dice que no es justo que salga ahora, imponiendo sus bases como si fueran las únicas. Escúchala, que no es tuya, pero es de verdad. No la sueltes. No la sueltes. Deja que las verdades se formen libremente entre nuestros pechos. No nos las quites. Fórmate una sombra y que te siga. Y sigue tú tus pasos, si es que los tienes. Y saca tus verdades del vertedero de fantasmas que enterraste algún día, si es que aún gritan. Pero mientras tanto, oye, no nos quites lo que tú no tienes.


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